Se trata del puente de Ariza, obra del arquitecto renacentista Andrés de
Vandelvira y construido entre 1564 y 1581 sobre el río Guadalimar en la
carretera comarcal entre Úbeda y Arquillos.
El descenso en el nivel de los
pantanos como consecuencia de la escasez hídrica del pasado invierno, ha
generado la lógica preocupación social, pero también ha contribuido a que una
de las obras del arquitecto del Renacimiento Andrés de Vandelvira, vuelva a ser admirada .
Se trata del puente de Ariza, obra del arquitecto renacentista Andrés de
Vandelvira y construido entre 1564 y 1581 sobre el río Guadalimar en la
carretera comarcal entre Úbeda y Arquillos.
El descenso en el nivel de los pantanos como consecuencia de la escasez
hídrica del pasado invierno, ha generado la lógica preocupación social, pero
también ha contribuido a que una de las obras del arquitecto del Renacimiento
por excelencia, Andrés de Vandelvira vuelva a ser admirada.
.El puente Ariza en un
puente en arco situado en el km 36,147 de la antigua carretera comarcal
CC-3217, que une Úbeda con Arquillos, en la provincia de Jaén, en Andalucía,
España. La construcción de la presa del Giribaile, dejó este puente sumergido
en sus aguas, especialmente en épocas de abundancia de precipitaciones, aunque
ahora, el famoso puente ha vuelto a dar la cara para satisfacción de muchos que
durante estos días se acercan para reencontrarse con esta obra.
En 1998, la
construcción del Pantano de Giribaile convirtió uno de los puentes más
singulares del renacimiento español, el puente de Ariza, en “los ojos del
Guadiana” utilizando el símil ya que, la construcción del Pantano sepultó bajo
las aguas este puente que, solo “emerge” a la superficie cuando la sequía se
hace patente en España .
En su robusta fábrica de sillería se disponen cinco bóvedas de cañón, la
central, que tiene una embocadura de doble rosca, llegando a superar los 31
metros de luz.
Originalmente, tenía un perfil alomado, pretiles de obra y tajamares
semicirculares aguas abajo y triangulares aguas arriba.
En 1868 se rectificó la rasante rebajando el lomo de asno y se reconstruyó
los tajamares pero no fue una intervención del todo correcta, pese a ello, esta
intervención consolidó y reforzó la estructura del puente ofreciendo a su vez
un aspecto más heterogéneo.
Pero la restauración de 1868 no fue la única que se practicó en este
puente; en la década de 1980 se introdujo una segunda bóveda bajo una de las
laterales ya existentes, con el fin de acodalar la estructura y contrarrestar
los empujes laterales de las pilas.
Fue declarado
Monumento el 4 de febrero de 1993 cuando su estado de conservación aún era
óptimo gracias a las dos intervenciones practicadas en el puente pero, a pesar
de ello, la entrada en funcionamiento del Pantano de Giribaile sepultó este
ejemplo de ingeniería renacentista en España. Con el Pantano el puente quedaba
sin uso al verse afectado por el nivel máximo que alcanza el embalse.
Fue declarado Monumento el 4 de febrero de 1993 cuando su estado de
conservación aún era óptimo gracias a las dos intervenciones practicadas en el
puente pero, a pesar de ello, la entrada en funcionamiento del Pantano de
Giribaile sepultó este ejemplo de ingeniería renacentista en España. Con el
Pantano el puente quedaba sin uso al verse afectado por el nivel máximo que
alcanza el embalse.
Su situación actual supone un claro riesgo de pérdida de la obra,
totalmente sumergido bajo las aguas, salvo en periodos de sequía como este 2012
que el puente ha podido volver a “emerger” de las aguas para darnos un aviso a
todos de que está ahí, esperando ese proyecto que a principios del siglo XXI se
diseñó para desmontar el puente piedra a piedra y trasladarlo a otro lugar
seguro.
Este proyecto nunca se llevo a cabo queda la esperanza de que tomen las
medidas necesarias para que este patrimonio no se pierda.
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