viernes, 4 de diciembre de 2015

Hace 50 años de la tragedia de Torrejón, de rubio en Cáceres. Por @MDoloresMata

El viernes 22 de octubre de 1965, a las 9,30 de la mañana, la presa reventaba no pudo soportar la cantidad de agua que embalsaba en ella.
El agua estaba en el pantano retenida mientras los obreros limpiaban el río, llego a la capacidad de lleno total.
El 22 de octubre de 2015 se cumplirán cincuenta años de aquella tragedia. Los Saltos de Torrejón son dos presas unidas por un canal, que en el momento del accidente estaba en construcción. La ataguía que frenaba el paso del agua a ese canal se rompió, y en una fracción de segundo, se desató la catástrofe.
El embalse estaba al máximo de su capacidad
Ningún trabajador lo había visto antes tan lleno. Entre los obreros y sus familias había miedo. Incluso, .Cuando la ataguía falló, el embalse estaba a sólo 83 centímetros de la cota máxima normal autorizada.
Al precipitarse la tromba de agua sobre el lecho seco del rio, donde trabajaban aproximadamente 400 obreros. En breves segundos el cauce del rio subió como la espuma, alcanzando cotas de altura nunca vistas y aumentando el caudal conforme el agua discurría violentamente por el muro reventado. En el túnel inundado se encontraban trabajando 50 obreros que quedaron aprisionados y con escasas posibilidades de rescate. A otros, la tromba de agua les sorprendió en el lecho seco del río, aunque éstos, al estar al aire libre, a duras penas pudieron ponerse a salvo. Las máquinas, tractores, turbinas y herramientas de trabajo quedaron inmediatamente sepultados bajo los miles de metros cúbicos de agua desalojados.
. Aproximadamente 54 muertos y la pérdida de varios cientos de millones de pesetas fueron las conclusiones finales del suceso. Con anterioridad, las especulaciones se hicieron sobre el alcance del accidente. El final, el triste final, todavía retumba en la mente de los que vivieron tan dramáticos momentos.
Los obreros que vivieron la catástrofe y participaron en las labores de rescate piensan que el número de víctimas fue mucho mayor.
Ellos fueron los encargados de localizar a los compañeros muertos para que las obras pudieran continuar. Rescatándolos con una grúa 


 Las mujeres y los hijos de una buena parte de los obreros vivían aguas abajo de la presa, en el poblado que Hidroeléctrica Española, concesionaria de la obra, levantó para que se alojaran durante el tiempo que duraba la construcción. Aquel día tuvieron que refugiarse en la sierra.
A los pocos días del accidente tuvieron que volver a los tajos y a las casas. El silencio, nos han dicho, era infinito. Los padres enfermaban, y los hijos veían cosas que un niño jamás debería contemplar: los cadáveres desfigurados que aparecían en el río, las decenas de ataúdes que llegaban al poblado, los funerales por sus vecinos y amigos.

Las víctimas que nadie reconoció o reclamó, se enterraron en el cementerio de Toril.

El héroe del río y la tumba desconocida

A la tragedia de Monfragüe no le faltó un héroe, que sirvió al Gobierno y la compañía para distraer la atención sobre la inmensa tragedia. "El héroe de Torrejón", así bautizó la prensa de la época con todo merecimiento a José Martín Malmierca, un avezado conductor de grúas natural de Malpartida de Plasencia que se encontraba trabajando en el cauce seco del río en el momento del accidente y salvó con una cesta enganchada a la pluma de su grúa a 25 o 30 compañeros. Recibió de Franco la medalla del mérito al trabajo y el ofrecimiento de Hidroeléctrica de trasladarse a trabajar a las oficinas de la central en Madrid, lo que él declinó. Malmierca fue también premiado con una visita a Roma y la revista Alba la pagó una estancia en Marbella.
El envés de esta historia es la del trabajador de Arroyo de la Luz, Agustín Oliva, cuya tumba fue hallada por la familia en 2007 en el cementerio de Toril, una pequeña aldea de Monfragüe. Tras 42 años desaparecido, sus hijas, María Victoria y Felisa, una de sus hijas, descubrió la carta que el juez de Navalmoral de la Mata que instruyó el caso envió en su día al Ayuntamiento de Arroyo de la Luz, informándole de la ubicación de los restos de su padre. La carta fue entregada a su tía, pero la mujer no sabía leer.
 Para los niños del Salto de Torrejón, aquel poblado obrero, aguas abajo de la presa, fue el escenario de una infancia maravillosa que se rompió el 22 de octubre de 1.965.
A sus viudas les dieron unas insignificantes indemnizaciones, con una cápsula abajo donde decía que no reclamarían más dinero.
Las familias empezaron a pedir las cuentas y se marcharon, muchos de aquellos niños hoy recuerdan a sus amigos de infancias.

El mismo día de la catástrofe comenzó la investigación judicial. Cinco años después, la Audiencia Provincial de Cáceres sobreseyó el caso y no hubo juicio.

En 1967 las obras de la presa habían finalizado. Las excavadoras echaron abajo el poblado y todo terminó. Pero aquellos niños, que hoy son hombres y mujeres repartidos por toda España, han vuelto a encontrarse en un foro donde la magia de Internet ha conseguido resucitar “su pueblo”.


Escrito por #lolamata @MDoloresMata






Amigos de torrejón adir leyenda
Amigos de Torrejón ñadir leyenda


No hay comentarios:

Publicar un comentario