Virgen María en su Inmaculada Concepción. La imagen ocupa un lugar central,
constituyendo el eje de una composición claramente que se ve reforzada por la
presencia de figuras de ángeles, dos a cada lado de la Virgen.
La Virgen de largos cabellos castaños y finos rasgos faciales, adopta una
posición en contraposto y responde a la típica iconografía mariana de esta
advocación en la época, ya definida en el Renacimiento. Sus manos se tocan en
actitud de oración, mientras su cabeza se inclina ligeramente hacia la derecha
con la mirada baja. Sus pies se apoyan sobre cinco cabezas de querubines y
media luna plateada. Viste túnica de tonos rosáceos de cuidados pliegues y
manto azul marino. Sobre su cabeza, corona de estrellas y resplandor dorado, y
dos angelitos desnudos que sujetan con una mano una corona que se disponen a
colocarle. otros dos ángeles mancebos, éstos vestidos, que sujetan y despliegan
su manto. En la franja inferior se aprecia un paisaje, algo oscuro y de cielo
nublado, en el que aparecen salpicados los atributos bíblicos que elogian la
belleza de María y que rezan las letanías. Precisamente Cesari crea un
prototipo concepcionista en el que las alegorías forman parte del paisaje,
solución que se generalizará en la pintura barroca. Son, entre otras, la torre
de David, la puerta del cielo, el ciprés, el pozo de aguas vivas, la vara de
Jesé, la fuente sellada, el huerto cerrado con el árbol de la vida, el olivo,
la torre de marfil... Entre las nubes, el sol a un lado, y la estrella de la
mañana al otro.
Destaca en esta obra barroca un ligero tenebrismo perceptible en los
contrastes de luz entre la luminosa túnica y los radiantes rostros de las
figuras, especialmente el de la Virgen, y el propio manto de ésta y el fondo de
la obra, más oscuros.
Esta pintura se encuentra expuesta en la Iglesia de Santa María la Mayor de
la ciudad de Andújar, en la capilla de Don Jerónimo de Reinoso, situada en la
cabecera del templo en el lado del Evangelio. Aquí se encuentra el sepulcro de
este presbítero fallecido en 1626, y preside el espacio un hermoso retablo en
cuya parte central se exhibe el cuadro que nos ocupa.
Realizado en el primer cuarto del siglo XVII, es obra atribuida a Giuseppe
Cesari, también llamado el Caballero de Arpino (1568-1640), pintor manierista
italiano nacido en Roma.
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Otra obra desconocida de la Inmaculada del siglo en Santa Maria la Mayor de Andújar Recuperar patrimonio es lo que se ha hecho con este cuadro de la Inmaculada, un óleo anónimo de principios del siglo XVIII. Estaba en la Parroquia Santa María de Andújar en un estado lamentable. Los trabajos de restauración han durado diez meses hasta descubrir la pintura oculta por el negro del humo de un incendio.
Otra obra desconocida de la Inmaculada del siglo en Santa Maria la Mayor de Andújar Recuperar patrimonio es lo que se ha hecho con este cuadro de la Inmaculada, un óleo anónimo de principios del siglo XVIII. Estaba en la Parroquia Santa María de Andújar en un estado lamentable. Los trabajos de restauración han durado diez meses hasta descubrir la pintura oculta por el negro del humo de un incendio.
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