martes, 19 de julio de 2016

Durante la guerra civil, el Santuario de la Virgen de la Cabeza y ocurrió el asedio @MDoloresMata

Historia.

Durante la guerra civil, el Santuario de la Virgen de la Cabeza fue escenario de un hecho de armas, que ha quedado vinculado a su historia.
La Guerra Civil Española es definitivamente historia. Estos hechos históricos deben ser tratados de un modo imparcial y objetivo, sin inclinarse por ninguna ideología, para contar los sucesos tal cual ocurrieron sin dejarse llevar por subjetivismos. Murieron personas de los dos bandos
A mediados de agosto de 1936, se refugiaron en el palacete de la finca del Lugar Nuevo, en el valle del río Jándula, 65 guardias civiles y 15 paisanos, con sus respectivas familias. Días después, en el propio santuario, 165 guardias civiles, familiares, 44 paisanos y cuatro sacerdotes. En total, 1.135 personas.
El capitán D. Santiago Cortés González, con anuencia del capitán Ramírez, más antiguo en el escalafón, los tenientes Rueda García, Ruano Beltrán y Porto, éste del cuerpo de Carabineros, y los alferes Hormigo y Carbonell, más otras clases del benemérito instituto, se erigió en jefe del campamento.
Al principio, la situación fue de cierta normalidad, iban y venían los milicianos, bajaban a Andújar unas escuadras al mando de Carbonell para proveerse de ropas y víveres. Un médico, D. Carlos Torres Laguna, les prestaba asistencia sanitaria. Luego sería un eficaz historiador sobre temas de la Virgen, el santuario y Andújar.
El jefe de la Comandancia, teniente coronel Iglesias y el segundo jefe, comandante Nofuentes, también se refugiaron allí. El primero, requerido por las autoridades republicanas, se desplazó, después a Madrid, de donde no le dejaron volver, quedando su familia en el Santuario.
En los primeros días de septiembre, la situación de los refugiados empezó a ser bastante tensa, ante la insistencia de las autoridades republicanas para que entregaran las armas y se procediera a la evacuación. Más hay que reconocer que el fundado temor a represalias dictó la actitud de la mayoría. El vuelo de una avioneta de la llamada zona nacional que tuvo como único objetivo lanzarles mensajes de aliento y esperanza, entre otras circunstancias, precipitó los acontecimientos. Nofuentes era partidario de la entrega de armas y la evacuación, postura que no compartían el resto de los oficiales, por temor a los peligros que ello pudiera conllevar.
El día 14 de septiembre de 1936, dos camiones llenos de refugiados abandonaron el lugar para entregarse a las fuerzas republicanas. Ante esta situación, Cortés se hizo cargo del mando, quedando detenido el comandante Nofuentes. Los bombardeos comenzaron nada más conocerse la declarada rebeldía de los refugiados. El día 15 de septiembre cinco aviones del ejército republicano arrojaron por primera vez proclamas y algunas bombas. Eran los comienzos de ocho meses de resistencia, con bombardeos de aviación por parte de ambos contendientes, artillería, fuego de ametralladoras y morteros, granadas de mano y, al final, el empleo por los atacantes de tanques y carros blindados.Debido a la precariedad defensiva de los alojados en Lugar Nuevo, aprovechando una noche oscura e inclemente, caminaron por los escarpados riscos hacia el santuario. La comunicación entre los sitiados y la zona nacional, imposible en los primeros días, se hacía a través de palomas mensajeras, que los aviones arrojaban en paracaídas, hasta que, tomada la localidad de Porcuna, por las fuerzas que mandaba el general Queipo de Llano, se instaló allí un heliógrafo que comunicaba con el santuario.
Fue angustiosa, en muchas ocasiones, la falta de víveres y ropas que se paliaba, en lo posible, con los suministros aéreos dirigidos y protagonizados en su mayoría por el capitán Carlos de Haya. Al final sucumbió la posición, atacada por varios millares de hombres, milicianos, tropa regular. El 1 de mayo de 1937 el impacto de una granada de artillería hirió de muerte al capitán Santiago Cortés. La noticia hizo cundir el desánimo, e inmediatamente después se produciría la rendición. Al día siguiente, el Capitán Cortés tras ser operado por los sanitarios republicanos, falleció poco después del mediodía. La primitiva imagen de la Virgen de la Cabeza desapareció durante estos días de asedio del altar mayor y se piensa, según la opinión mayoritaria, que fue enterrada por algún guardia civil o familiar en algún lugar desconocido de la Sierra de Andújar. Hasta la fecha no ha aparecido y su paradero actual es toda una incógnita. La actual imagen de la Virgen es del año 1944.
El balance de bajas, entre los sitiados, sobrepasó los ciento cincuenta muertos, alcanzando los heridos una cifra cercana a los doscientos cincuenta, tanto entre los combatientes como en la población civil. Los supervivientes quedaron en un estado de lamentable, al que empezaron a poner remedio, humanitariamente, las tropas sitiadoras. Se ponía así punto final a uno de los episodios más aireados posterior a la Guerra Civil, en su afán por ensalzar las virtudes, el honor y la valentía de los hombres de la Guardia Civil.
Lo mas afectados personas que nada tenían que ver con esa guerra recordamos la muerte de Isabel Gómez Cámara, hermana de María de las caras de Bélmez , su marido (guardia civil) e hijas se habían refugiado durante la Guerra Civil en el Santuario de la Virgen de la Cabeza, cómo muchas otras familias de guardias civiles. Muchos niños estuvieron allí. El asedio duró muchos meses, un ambiente de bastante penuria, de hambre, algunas personas murieron envenenadas (como el marido de Isabel y una de las hijas) porque habían salido a buscar frutos silvestres, recogieron unas hierbas venenosas que consumieron (pues no conocían el carácter venenoso de estas) por lo cuál fallecieron. En la película "el santuario no se rinde" una de las escenas representa precisamente el momento en el que están agonizando. Isabel y el resto de las niñas fallecieron en uno de los bombardeos, mientras se encontraban escondidas en Casa Colomera, cerca del Santuario. Solo se salvaron dos de ellas, una niña que hoy tiene nombre, Isabel Chamorro Gómez y una de sus hermanas, la cuál quedó muda de por vida por causa de tan dolorosa vivencia. Eran sobrinas de María Gómez Cámara. Estos acontecimientos fueron muy traumáticos para María, quien se encontraba en Bélmez. Perder a unos familiares en tan trágicas circunstancias tiene que ser muy dramático y, a nivel psicológico, debe marcar infinitamente, creo que de por vida .
La población civil, fue llevada hasta el Viso del Marqués en donde quedó alojada en un primer momento en el palacio del marqués de Santa Cruz y, pocos días después, entre las familias de esta población de las que recibieron un amable trato durante toda su estancia.
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A las cuatro y media de la madrugada del 1º de mayo se inició el fuego de artillería sobre la posición. Hacia las seis comenzaron a movilizarse los tanques. El plan, expuesto por el teniente coronel Cordón, consistía, según sus palabras, en «un ataque frontal realizado por la casi totalidad de las fuerzas y medios con que podamos contar». De este modo, parte de los efectivos se destinaron a atacar las secciones I, III y V con el fin de fijar los combatientes que había en ellas, mientras que los tanques avanzaron hasta la explanada donde se iniciaba la calzada para batir por la retaguardia las secciones II y IV.





Los niños del asedio al Santuario

guardia civil con sus hijos 



La población civil, fue llevada hasta el Viso del Marqués en donde quedó alojada en un primer momento en el palacio del marqués de Santa Cruz y, pocos días después, entre las familias de esta población de las que recibieron un amable trato durante toda su estancia.
El Santuario antes del asedio

El Santuario después del asedio

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