Los viajeros extranjeros de épocas , como concienzudos notarios, van levantando acta de todo Viajeros que escribieron para lectores de otros mundos y que han contribuido a que España y todo lo español y, toda Andalucía y lo andaluz se conociera fuera de nuestras fronteras.
Viajar por España en la mente de muchos de ellos era viajar por Andalucía. Cuando durante las primeras décadas del siglo XIX procedentes de tierras castellanas los viajeros se iban acercando a Despeñaperros y a la zona norte de la provincia de Jaén, y conocedores de historias de atracos y asesinatos que los venteros y trajinantes de los caminos se habían encargado de contarles, no necesitan mucho para imaginarse en manos de alguno de los sanguinarios bandoleros que durante tales épocas infestaron y fueron el azote de esas sierras.
No es de extrañar que el viajero diera rienda suelta a su imaginación, el viajero viera en cada uno de los arrieros y muleros con los que se cruzaba, pensaran en un malhechor y con una faca en la mano que lo desvalijaría y lo llevaría a las montañas como rehén o que incluso lo mataría en cualquier recodo del camino.
La pluma del escritor, al l Tempranillo, el Polinario o los “Siete Niños de Écija” que relatos escritos por anteriores viajeros habían hecho célebres
Una vez en Bailén, en la parada y fonda, el viajero que se dirige a la vecina Córdoba continuaba camino por Andújar, avanzando y acompañado por olivos centenarios , otros prosiguen viaje a Jaén donde visitar la catedral y el castillo de Santa Catalina antes de proseguir camino hasta Granada .
Al avanzar el siglo XIX contemplamos un cambio bastante significativo en lo que a los relatos de viaje se refiere. Las rutas se van haciendo cada vez más cómodas y viajeros que recorren las tierras andaluzas. Los caminos ya no son tan peligrosos como solían serlo o al menos, la presencia de la Guardia Civil en las zonas más solitarias, les hace pensar que el recorrido será bastante más seguro de lo que solía serlo en épocas anteriores.
Toda la provincia de Jaén despierta el interés de los viajeros que atravesaron sus tierras y que supieron admirar las joyas arquitectónicas de ciudades como Úbeda y Baeza. La sierras de Cazorla, Segura y las Villas y quien incluso llegó a introducirse en uno de los pozos del distrito minero de Linares.
El Capitán Charles Rochfort., deja un escrito en 1838 Desde Aldea del Río por Villa del Río a Andújar hay catorce millas, siendo de cuarenta y tres millas la distancia completa desde Córdoba hasta este lugar. El paisaje es ondulado y está cultivado, si bien el trayecto a caballo. Andújar se encuentra en la margen derecha del Guadalquivir, río que se cruza por un puente de nueve ojos. Se dice que la ciudad tiene una población de 12.000 almas pero ese número no es más que una exageración manifiesta. Está rodeada por antiguas murallas romanas y defendida por un viejo castillo y es famosa por la fabricación de cerámica. De todos modos no es más que un lugar de aspecto empobrecido y destartalado.
Para algunos, Andújar se supone que es la Illiturgi –o escrito de otro modo, Illurtigis– de los antiguos historiadores, pero Florez sitúa el emplazamiento de esa ciudad a dos leguas más arriba aunque en la misma margen del Guadalquivir e imagina que Andújar sea Ipasturgi. El emplazamiento de la ciudad ciertamente coincide bastante mal con la descripción de Illurtigis que da Livio, ya que no hay ningún lugar en Andújar que se encuentre “cubierto por una enorme roca
La carretera a Madrid se aleja de las márgenes del Guadalquivir en Andújar y enfila hacia el interior hasta Bailén, y desde allí cruzando Sierra Morena por el desfiladero de Despeña Perros. Después de dedicar unas cuantas horas a explorar las viejas murallas del pueblo, volvimos a cruzar el río y dirigimos nuestros pasos hacia Granada tomando la carretera hacia Jaén.
Esa tarde continuamos hacia Torre Ximena por Torredonjimeno a veinte millas de Andújar. El paisaje es muy ondulado y está completamente cultivado. Los lugares que encontramos a lo largo de la carretera están situados en los mapas españoles con muy poca exactitud, ya que, en lugar de aparecer salpicados tanto al este como al oeste del territorio, están situados tan en fila que hacen que parezca que la dirección general de la carretera sea completamente en línea recta. Y, aunque se trata de un camino rural es tolerablemente bueno en general. El primer pueblo al que se llega es Arjona que se dice que es el antiguo Urgao, o Virgao. Es un lugar pobre de unos doce o quince mil habitantes que se encuentra a siete millas del Guadalquivir
Cinco millas más allá de Arjona, pero situada a la mitad de distancia de un disparo, alejada de la carretera hacia la derecha, se encuentra el miserable pueblo de Escañuela y tres millas más lejos Villa Don Pardo, otro pueblo igual de mísero. Desde aquí a Torre Ximeno, a cinco millas, la carretera atraviesa una gran llanura pero sólo habíamos hecho la mitad del camino cuando la noche nos sorprendió y al llegar al pueblo encontramos perfectamente cerradas todas las entrada
Desde Torre Ximeno a esa ciudad hay dos leguas o aproximadamente unas nueve millas. La carretera ahora toma una dirección más hacia el este que hasta ahora, y a la distancia de tres millas al pueblo de Torre Campo [sic por Torredelcampo]. El resto del camino va por una zona bastante ondulada que se inclina levemente hacia las montañas que se elevan hacia el este.
Jaén esta situada en los alrededores de la gran Sierra de Susana, por Sierra Arana que, dividiendo las aguas del Guadalquivir y el Genil se extiende al sur tanto que llega al Valle de Granada.
La ciudad está construida en la ladera oriental de un escarpado e inaccesible cerro cuya cumbre está ocupada por un antiguo castillo protegido por inmensas murallas.
El antiguo nombre del lugar era Aurinx, y parece que estuvo justo en los límites de la antigua Bética. Ahora es la capital de uno de los reinos que componen la región de Andalucía, y es sede de un obispado perteneciente al arzobispado de Toledo. Su población asciende a al menos veinte mil almas.
Jaén es en todos los aspectos una ciudad muy interesante. Los historiadores romanos la mencionan con mucha frecuencia. Su importancia también es digna de mención en tiempo de los árabes de cuyas manos la arrebató San Fernando A.D. 1246 .
“Lo escarpado del paisaje hacia el sur es tal que hasta los últimos años no había carretera para carros que pudiese atravesar por lo que Jaén en consecuencia ha sido una ciudad muy poco visitada por viajeros”.
Su situación es extremadamente pintoresca, la resplandeciente ciudad se encuentra en el borde de una rica y fértil vega rodeada de agrestes y enormes montañas. Lo escarpado del paisaje hacia el sur es tal que hasta los últimos años no había carretera para carros que pudiese atravesar por lo que Jaén en consecuencia ha sido una ciudad muy poco visitada por viajeros ya que al ser Granada y Córdoba las ciudades de mayor interés, la carretera más directa entre estas dos ciudades era la que generalmente se prefería.
Sin embargo, se acaba de finalizar una carretera, directa y excelente entre Granada y la capital que atraviesa Jaén. Esta ruta cruza el Guadalquivir en Menjibar y dirigiéndose directamente hasta Bailén llega hasta el arrecife que va desde Córdoba a Madrid, antes de entrar en los desfiladeros de Sierra Morena.
El castillo de Jaén se eleva a ochocientos pies por encima de la ciudad y es un bello ejemplar de fortaleza árabe se ha sacrificado en aras de la defensa con varias construcciones posteriores y demoliciones llevadas a cabo por los franceses.
Corona la cresta de un estrecho monte que recuerda bastante el de Ximena. por Torredonjimeno al que también recuerda mucho en otros aspectos. Sus aljibes y sus almacenes subterráneos están bastante bien conservados, pero las murallas exteriores de la fortaleza fueron parcialmente destruidas por los franceses cuando lo evacuaron a toda prisa en 1812.
Las vistas que se obtienen desde allí son extremadamente bellas. Hacia el norte se extiende una enorme llanura que, en apariencia, llega hasta la lejana Sierra Morena y por los otros lados elevadas montañas se ven muy cerca de la ciudad. Estas, cubiertas por viñas donde quiera que sus raíces encuentren un poco de tierra, presentan una extraña unión entre fertilidad y aridez.
La ciudad tiene quince conventos y numerosas fábricas de tejidos y alfombras de seda, lino y lana y presenta el aspecto de ser un lugar floreciente. En su mayoría las calles son tan estrechas que cuando uno extiende los brazos puede tocar las casas que hay a ambos lados.
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