martes, 1 de noviembre de 2022

La fábrica de Uranio de Andújar

Tras 22 años de actividad, la Fábrica de Uranio de Andújar, la FUA, cerró en 1981, aunque su historia y sus efectos han llegado hasta nuestros días. Donde estuvo la fábrica, ahora hay un cementerio de residuos, una "escombrera de estériles”. Los familiares y los pocos extrabajadores que quedan con vida llevan años pidiendo que se les reconozcan como enfermedad laboral y no enfermedad común las numerosas patologías que arrastran desde hace años. Aseguran que muchas de ellas tienen que ver con su trabajo en la Fábrica de Uranio, al que estuvieron expuestos sin apenas medidas de seguridad. Muchos de los 126 que trabajaron allí, murieron antes de cumplir los 40 años; el 70 por ciento murió de cáncer; hoy tan solo quedan vivos apenas unos 15. La historia de la Fábrica de Andújar y sus posibles efectos en la salud de sus trabajadores son el reflejo de una época y de un momento; había que guardar silencio y ocultar a la población cualquier peligro o amenaza. Y si en Andújar no se informó del riesgo que se corría al manipular el mineral de uranio, tampoco se informó en su día, a finales de 1970, cuando un vertido radiactivo proveniente del agua de un reactor en la Junta de Energía Nuclear, se filtró por las alcantarillas hasta el Manzanares, y tras viajar en sus aguas llegó a la desembocadura del Tajo, en Lisboa.

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