sábado, 17 de octubre de 2015

Miguel Hernández, su paso fugar por el Santuario Virgen de la Cabeza y Jaén . @MdoloresMata

 A primeros de mayo, el Ejército republicano toma el Santuario de la Virgen de la Cabeza. Hernández, Miguel. "Poesía y prosa de la guerra y otros textos olvidados". Incluye los artículos La Rendición de la Cabeza, Sobre la toma de la Cabeza y Los traidores del Santuario de la Cabeza, publicados en Frente Sur. Miguel al Comisariado de Guerra instalado en Jaén. Un Joven, en un mundo y una familia humildes, cultivador de una conciencia social muy desarrollada, es fiel a la república. En tierras de Jaén dirigirá la animación cultural de Andalucía y la revista Frente Sur, – son sus tiempos de catequesis revolucionaria- donde publica artículos y algunos poemas como Aceituneros. Posiblemente en la trinchera frente a los guarecidos en el Cabezo, daría forma a ese hermoso poema que es un himno oficioso de la jaenería. Durante la transición democrática, las versiones de Paco Ibáñez o Jarcha de este poema escrito en coplillas como para ser cantado, despertó la naciente conciencia andaluza. En cuanto a Frente Sur, Hernández escribió diversos artículos en prosa sobre la toma del Santuario. Concretamente: “La rendición de La Cabeza”, Sobre la toma de La Cabeza: carta y aclaración” Los traidores del Santuario de La Cabeza Los textos fueron publicados en: “Frente Sur”, nº13, 6 mayo 1937. Hoy el Santuario, precisamente por ser lo que es, principalmente, debiera ser un icono contra los fanatismos y una plaza de abrazo con alas para sumar voluntades y sueños. Recordar la figura de Miguel Hernández, el poeta, el de los versos de amor, el de la nana de luz, en la efeméride de su nacimiento es ahondar en valores, es reconocernos en altas atalayas. Sí, el poeta que escribió: “A las aladas almas de las rosas /del almendro de nata te requiero, /que tenemos que hablar de muchas cosas, /compañero del alma, compañero.” O “Cantando espero a la muerte,/que hay ruiseñores que cantan/encima de los fusiles/ y en medio de las batallas” No hay constancia de que Hernández fuese alcanzado por el enemigo”. El 12 de mayo, al parecer, abandona Jaén. Tras esto, su vida sería todo lo difícil que se puede imaginar. Acabaría falleciendo el 12 de mayo de 1942, tras haber sido encarcelado, vejado y ninguneado. En la historia queda su estancia en Jaén y poemas inolvidables.
“Sonreír con la alegre tristeza del olivo
/esperar, no cansarse de esperar la alegría.
/Sonriamos, doremos la luz de cada día/en esta alegre y triste vanidad de ser vivos”
 Muerto mío muerto mío:
 Nadie nos siente en la tierra
 Donde haces caliente el frío.
 Miguel Hernández










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